¿Realmente tu organización es del S.XXI?

organizacion

Esa es la pregunta que lanzo hoy!!!

¿Realmente eres propietario, diriges o trabajas en una organización del S.XXI?

Las organizaciones del S.XXI son (o deberían ser) totalmente diferentes, en algunos aspectos, a las del S.XIX y también a las del S.XX.

Ha habido momentos en la historia de la evolución de la humanidad para todo, y creo que podemos estar agradecidos a la Revolución Industrial, por todo el desarrollo que nos trajo a finales del XVIII y durante el S.XIX,  especialmente en lo que a la industria manufacturera se refiere. Y también a la Revolución Informática, que aunque continúa, considero que fue el gran cambio del S.XX, logrando que podamos disponer de información con gran facilidad y velocidad (también de desinformación) y estemos mucho más conectados entre toda la humanidad (aunque también con el riesgo de desconectarnos del contacto real con el entorno, de la naturaleza y de nosotros mismos – ver Abuelos conectados, abuelos desconectados).

Esas grandes revoluciones nos han dado grandes instrumentos, y como bien sabemos, con (casi) todo lo que existe se puede hacer buen o mal uso. Como cantan Fito y Fitipaldis, «Siempre es la mano y no el puñal nunca es lo que pudo haber sido«. Y como en otra canción suya, que ya comenté hace un tiempo, uno de los riesgos de la suma de «proceso industrial» + «conectados tecnológicamente», es perdernos ante lo realmente importante («Las cosas importantes aquí, son las las que están detrás de la piel”).

Así que, para ir concretando, las organizaciones del S.XXI son aquellas que saben hacer buen uso de esas herramientas, y para lograr que las organizaciones sean así, lo necesario es que las personas que la forman sean personas desarrolladas en su máximo potencial. Personas comprometidas con ser su mejor versión. Personas que se saben, sienten, experimentan, felices y conectadas. Personas conectadas con su propósito y que saben disfrutar de su trabajo y de su ocio, personas equilibradas en todos los aspectos, tanto física, mental, emocional y energéticamente y con unas redes sociales (las reales, las de carne y hueso) sanas y saludables.

Por eso, Ahora Es El momento de que las organizaciones que son o quieren ser las que tienen un buen presente y un futuro previsiblemente bueno, deben apostar por sus personas, por la felicidad, por el desarrollo de habilidades y potencialidades que nada tienen que ver con la técnica ni la tecnología, para hacer buen uso al incorporar éstas. Por personas dentro de sus órganos que hagan que exista salud en cada órgano y que entre éstos existan las conexiones y sincronías que marcan la diferencia, que cada una de las células que compone la organización esté sana, y si alguna no lo está se pueda sanar por simbiosis con el entorno o realmente pueda expulsarse para facilitar la salud de la globalidad.

Las organizaciones del S.XXI son y serán aquellas que todos los stake holders (no solo los accionistas, o no solo los clientes) veamos y  sintamos como «una BUENA organización». Y que, inevitablemente, para que eso sea así, veremos a sus trabajadores (desde el D.General al operario, administrativo, becario, etc…) y sentiremos que son personas armónicas, conectadas, con unos valores saludables para todos y acordes con los de la organización, desarrolladas, que dan lo mejor de ellas mismas por que les apetece y es lo que surge de modo natural.

Así que, si ya trabajas en una organización así, te felicito y agradeceré que comentes el post. Y en caso de que sientas que tu organización está en ese camino para ser una organización del S.XXI y sientes que un apoyo externo puede ser de utilidad, te invito a ver el Programa de Trans-Formación Personal de 6 meses con el Método Catalyzing, que empezamos en enero y que permite que las personas que lo realicen obtengan esa Trans-Formación hacia su máximo potencial, hacia ser su mejor versión, hacia lograr ser quienes son realmente para aportar lo mejor de ellas al mundo (y te recuerdo que, como mínimo, un tercio de su aportación en vigilia al mundo es a través de tu organización).

Gracias por leer, comentar y compartir!!!!!

Catalyzing formación 1 - copia

 

Soltando etiquetas, rompiendo moldes

etiquetaEn las últimas semanas he vivido varias situaciones relacionadas con las limitaciones que vivimos muchas personas debido a las etiquetas y los moldes. Las etiquetas que nos ponen, las que nos ponemos, y los moldes con los que nos sentimos identificados.

La mayoría de esas etiquetas (por no decir todas) surgen en nuestra infancia. De repente, un día, alguien de nuestro entorno, quizá con buenas intenciones, quizá no, realiza un comentario, como por ejemplo «mira que eres torpe, desde luego tu gimnasta no serás» o bien » pero que tímido que eres, así no harás nunca nuevos amigos». Esos comentarios, que parecen inofensivos en el momento de expresarlos, pueden provocar que esa personita se quede con ese molde, con todo lo que implica la etiqueta de «torpe» o «tímido». Cuidad lo que decís, especialmente a los niños.

¿Qué etiquetas has identificado en ti mism@ mientras leías estas líneas? Lo que comentaba de las últimas semanas se ha dado tanto con clientes en procesos individuales de acompañamiento, como con familiares y amigos (y conmigo mismo también, que no estoy exento de historia personal).

Y esas etiquetas pueden ser realmente limitantes: «Seguro que me timan, por que yo no valgo para los números. Yo no puedo hacer eso que tu haces, que soy tímid@. Seguro que no me cogen a mi, que en la primera impresión soy borde. Yo tengo que leerlo dos veces, que soy muy distraído. No puedo hacer esa excursión, que soy lento y torpe. …..»

¿Qué sucede con esas limitaciones que «tenemos» por llevar esas etiquetas? Pues en muchos casos simplemente vivimos con ellas, limitando nuestras actuaciones, nuestras relaciones, nuestras opciones laborales, relacionales, sociales, corporales, y tantas otras. Sin embargo, esos moldes por los que «creemos» estar fabricados se pueden romper, y esas etiquetas se pueden soltar. Está claro que un proceso de acompañamiento por un profesional facilita ese «soltar y romper». Sin embargo, cada uno puede plantearse las etiquetas que tiene, que acepta, que identifica, y posteriormente ver en qué le limitan. Identificando lo que «podría ser o hacer» si no tuviese esas etiquetas, permite ver dónde quiero llegar y plantear luego qué significa esa etiqueta y cómo dejarla marchar. Por ejemplo aceptando que todo en esta vida es un proceso, y que en lugar de «soy tímido» puedo cambiar esa concepción de mi mismo por otra de «me ha costado algo más que a otras personas relacionarme, y quiero mejorar en eso». En este ejemplo hay dos temas que afectan:

  • Cambiar la «identidad» (soy tímido) que es algo innato, inamovible y esencial, por una manera de «actuar», que es algo totalmente modificable, algo que puede variar con el tiempo las situaciones, la decisión personal.
  • La decisión de «quiero mejorar». Esa sola frase me hacer recuperar mi poder personal, mi capacidad de actuación, libre de etiquetas, fuera de los moldes, siendo capaz de actuar hacia donde deseo.

Esto es tan solo un ejemplo. Seguro que en algún momento puedes (si quieres) ver qué límites tienes por «aceptar» algunas etiquetas como propias. No voy a entrar en las etiquetas que se ponen a veces en diagnósticos médicos («tienes depresión crónica», «te queda un mes de vida», «serás inválido para siempre») y que en muchos casos sería beneficioso evitar (gracias a todos los profesionales de la medicina, que por suerte cada día son más,  que hablan de síntomas, de posibles causas y posibles «soluciones», sin ser dogmáticos, y tienen en cuenta los beneficios generados, tanto por el consciente como el subconsciente de sus pacientes, el efecto placebo y nocebo, y la realidad cuántica de Crear es Crear).

Deseo que tan solo te pongas los límites que quieres tener, y que el resto sean simplemente situaciones con opción de modificar hacia dónde deseas. No hablo de cambios mágicos instantáneos. Hablo de la magia de ser el creador de tu vida, a veces con cambios a una velocidad rapidísima gracias a un simple cambio de pensamiento, y a veces con paciencia, constancia y persistencia.

¿Qué etiquetas soltarás? ¿Qué moldes deseas romper?

¿Qué es real?

ImagenHace algunas semanas tuve la suerte de que Carlos facilitase que viese un cortometraje que me maravilló. Tiene alguna relación con la foto que aquí muestro, con el espejo. Se titula «flejos y (re) flejos«, y muestra alguna posible realidad paralela (simultanea, diferente, …), con algún vínculo también a Matrix. Y hace unos días, en esta ocasión a través de Amparo, llegué a un documental también apasionante: «El cerebro automático: La magia del inconsciente« que nos muestra de una manera relativamente sencilla, a la vez que con base científica, lo que hacemos con la realidad para procesarla.

El poder ver estas dos cintas, me ha planteado algunas cuestiones que, aunque ya hubiesen venido a mi mente en otros momentos, en esta ocasión lo han hecho «en pack», y ahora las comparto, para que cada cual piense, si lo desea, sobre ellas:

  • ¿qué es real?
  • ¿prefiero conocer la realidad o ser feliz?
  • ¿que diferencia hay entre conocer la realidad y tener razón?
  • ¿prefiero tener razón o ser feliz?
  • ¿en qué medida soy propietario de mi vida?
  • ¿cuántas cosas dejo que sucedan por que «son así»?
  • ¿qué hago para cambiar lo que me gustaría que fuese diferente?
  • ¿en qué pongo mi foco de atención? ¿me fijo en lo que deseo o en lo que no deseo?
  • ¿cuanto dejo que se relacionen mi consciente y mi subconsciente?
  • ¿cómo aprovecho para que mi «piloto automático» me favorezca?
  • ¿cuántas «ilusiones» me creo? ¿cuáles? ¿me «venden motos»?

hay muchas otras preguntas que pueden surgir del visionado de este corto y este documental (link directo en los títulos). Te animo a que los mires (mucho más que verlos) y luego a volver a las preguntas, y que añadas las tuyas particulares. Y solo con las preguntas algo nuevo se abrirá, sin necesidad de encontrar las respuestas….

Cada día tengo más clara la potencia de facilitar mejoras a través de un equilibrio entre consciente y  subconsciente, racionalidad y emocionalidad, nivel energético/espiritual, corporal y mental, etc… en definitiva, mejorando en plenitud, desde la esencia hacia afuera, en la globalidad del ser, actuando en cada combinación de persona-situación-momento, según la mayor eficacia y eficiencia para acercarse a eso tan buscado que es la felicidad y que siempre, siempre, siempre, está tan cerca que muchas veces nos cuesta encontrarlo.

El Coaching, la PNL, la Hipnosis Naturalista, el Psych-k®, el Tapping, el Reiki, …. y muchas otras técnicas y métodos, pueden facilitar esas mejoras y ese encuentro de la felicidad personal. Y con el Catalyzing®, abarcamos todos esos aspectos comentados para que esa mejora sea global de manera sencilla y eficiente.

Gracias por compartir esta entrada con tus contactos, por comentarla y enriquecerla con tus experiencias y por contactar si deseas más información.

La importancia de Sam – El papel del Padre

sam y frodo sonrientesMuchas personas han leído o han visto El Señor de los Anillos. Está claro que el protagonista de la historía es Frodo. Él es el responsable del anillo, el encargado de lograr que el anillo llegue a su destino, de asegurar que nada le sucede, que no cae en malas manos, que a él, aunque le presione, le afecte y le tiente, no consigue doblegar su voluntad de llegar a donde ha decidido ir. Y Frodo está claro que es la madre, que es la responsable de ir con el bebé hasta el día del nacimiento en su vientre, de lograr que todo vaya bien hasta ese gran día del re-encuentro.

¿Qué hubiese sido de Frodo sin Sam? No sabemos qué hubiese sucedido. Está claro que Sam, por él mismo, no hubiese logrado llevar el anillo a su destino, que tan solo puede acompañar a Frodo. Y de la misma manera, el padre no puede hacer nada sin la madre. Es así, y es bueno aceptarlo y tenerlo presente, que Sam es alguien que no tiene el papel principal, y sin embargo es quien está allí, siempre, en todo momento para apoyar a su señor Frodo. En los buenos momentos él está allí para compartir. En los no tan buenos, él está allí para recordar el objetivo, y mostrar que la fortaleza de Frodo es admirable y que seguro que consigue el objetivo.

Ese es el papel del padre. Estar, siempre, apoyando a la madre, recordando que ella es fuerte, que puede, y que también puede tener momentos de duda, de bajada, momentos de debilidad, y que esos momentos pasan, y él está allí, aportando esa seguridad y tranquilidad desde una posición externa a la vez que conectada para ofrecer lo que la madre necesita. No lleva al bebé en el vientre, no es el protagonista, no consigue nada por si solo. Pero el padre es el que pude marcar la diferencia entre un camino con baches, o un camino en el que siempre los baches estén suavizados asegurando que el sendero está libre, despejado, alisado, y que se observa el re-encuentro con el bebé al final del mismo.

«Llegaré, aunque deje todo menos los huesos por camino. Y llevaré al señor Frodo a cuestas, aunque me rompa el lomo y el corazón.» –Sam en El retorno del rey.

“¿Cómo van a acabar bien? ¿Cómo volverá el mundo a ser lo que era después de tanta maldad como ha sufrido? Pero al final, todo es pasajero como esta sombra. Incluso la oscuridad se acaba para dar paso a un nuevo día. Y cuando el sol brilla, brilla más radiante aún, esas son las historias que llegan al corazón, porque tienen mucho sentido aún cuando eres demasiado pequeño para entenderlas. Pero creo, señor Frodo, que ya lo entiendo. Ahora lo entiendo. Los protagonistas de esas historias se rendirían si quisieran pero no lo hacen. Siguen adelante. Porque todos luchan por algo.” —Sam a Frodo cuando Frodo está agotado muy cerca del final.

«Me hace feliz que estés aquí conmigo. Aquí al final de todas las cosas, Sam.” —Frodo a Sam

Este relato se ha gestado, creciendo dentro de mí,  durante la formación de Facilitador de Hipno Parto®, en la que me he sentido en la piel de la madre, en la piel del padre, en la piel de quien acompaña en ese camino genial del embarazo y el nacimiento, y ha llegado el momento del nacimiento de este texto. Te invito a compartir las virtudes de HipnoParto® con todas las mujeres y parejas que estén en un proceso real de dar vida y deseen hacerlo desde una conciencia diferente y potenciadora. Para mi será un placer poder compartirlo.

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La Montaña de Azúcar

azucar-moreno¿Alguna vez has visto una montaña de azúcar? Me refiero a lo que se forma en el paquete de azúcar, o en el azucarero, especialmente con el azúcar moreno.
Cuando hay humedad, o ciertos condicionantes del entorno, el azúcar se apelmaza, creando estas “piedras” de azúcar, que pueden ser incómodas en algún momento, que pueden complicar el verter el contenido del paquete de azúcar en un azucarero, o servir azúcar con una cucharilla en una taza de café o una infusión.
¿Qué haces cuando esto ocurre? Hay muchas opciones. Desde dejar ese paquete de azúcar, a ir esquivando la “piedra” y consumir el resto, a coger la piedra y tirarla a la basura, a darle golpes con enfado diciéndole que “se deshaga”…..
¿y cuál es la mejor opción? Para mí, sin lugar a dudas, la mejor opción es tratar esa cúmulo de granos de azúcar con cuidado, acariciándolo, normalmente ayudado por un utensilio que lo facilite (como una cucharilla o tenedor), facilitando que los granos más externos se vayan desprendiendo, haciendo la “montaña” algo más pequeña, hasta que de repente se convierte en dos pequeños montículos, mucho más fáciles de manejar, y llegando a disgregarse totalmente en granos de azúcar, totalmente manejables y solubles en cualquier líquido en el que fluir.
Eso mismo es lo que veo tantas y tantas veces que ocurre con los problemas de las personas. Un problema es un grano de azúcar, algo manejable, soluble, y que fluye, pero a veces, tras un tiempo sin ocuparnos de esas situaciones o circunstancias individualmente, se empiezan a encontrar con las humedades de la vida, y se aglutinan. Y de repente algunas personas creen tener una montaña enorme, que es imposible sacar del paquete, que es imposible utilizar para el café, que si se sirve en una taza de té salpica al introducirla. Y entonces llegan los bloqueos, la parálisis, el nerviosismo, la desesperación, y tantas otras actitudes poco provechosas.
Y al fin y al cabo, tan solo es necesario tener claro que esa gran montaña, no es más que un conjunto de pequeñitos granos que, individualmente, son manejables, así que podemos poner conciencia de esa opción, y dedicarnos a tratar a nuestras montañas con dulzura, facilitando el fluir con todo desde una visión más posibilitadora.

azucar-moreno-blancoPara esa toma de conciencia y facilitar la visión posibilitadora, el acompañamiento de un profesional puede ser tan útil como el de la cucharilla o el tenedor para transformar la montaña de azúcar en sus granos primigenios.

¿Cómo vas a  tratar a tu azúcar?

Recuperando el poder personal

Es algo muy habitual en nuestra sociedad actuar siguiendo algunas indicaciones que nos decimos a nosotros mismos que vienen de fuera.

¿Cuántas veces nos sorprendemos diciendo “tengo que hacer esto” o “mi obligación es hacer aquello”, o “me han dicho que lo que debería hacer es eso”?

La verdad es que nos guiamos en muchas ocasiones por lo que CREEMOS que es correcto, o lo que CREEMOS que otras personas piensan que es correcto, olvidándonos de lo que es mejor, entendiendo como mejor lo que está más acorde con nuestra esencia personal.

Y esta manera de actuar nos facilita tan solo “excusas” para no responsabilizarnos de nuestras acciones. Y de eso va el poder personal, de tomar las riendas de nuestra vida, teniendo claro que lo que pensamos, lo que decimos y lo que hacemos es responsabilidad nuestra, de cada uno de nosotros, y que casi todo (por no ser dogmático) lo hacemos porque queremos.

El día que aceptamos que nuestras acciones van precedidas de una elección propia, recuperamos nuestro poder personal.

Yo hago lo que hago porque quiero. Tengo la obligación legal de cumplir los límites de velocidad, pero yo decido si los cumplo o no, sé que puedo cumplir la norma y que puedo no cumplirla, sabiendo que todos los actos tienen unas consecuencias, y hacer una cosa o la otra decidiéndolo y haciéndolo porque YO QUIERO.

Es muy fácil quejarme de que “he de ir a trabajar” y echar las culpas a otras personas, circunstancias, etc… Y de esta manera no puedo hacer nada para mejorar, ya que el poder de mi vida se lo estoy entregando a fuerzas externas a mí ser.

Y es tan sencillo como saber que si voy a trabajar es PORQUE QUIERO. Si, porque deseo tener unos ingresos que me permitan pagar lo que deseo pagar, como un hogar, unos alimentos, mi ocio, etc… Y recuperando este poder personal, se nos abren dos opciones básicas:

  1. Disfrutar de lo que hago (ir a trabajar, según el ejemplo) al estar haciendo lo que yo quiero para conseguir un propósito.
  2. Si lo que hago no va encaminado al logro de mis objetivos, de lo que me acerca a mi felicidad, modificarlo.

Y esto es aplicable a todas las circunstancias de la vida. Sean cuales sean, más livianas o más crudas, puedo elegir (de ahí la foto de Mandela, como ejemplo de actuar con todo el poder personal). Y si hago algo sabiendo que soy yo el que lo estoy decidiendo, con plena consciencia de lo que hay y hacia dónde me lleva, y responsabilizándome de ello, disfrutaré mucho más de lo que haga.

Adjunto encontrarás una propuesta de ejercicio para ir modificando estos automatismos y recuperando tu poder personal (eso si, solo si quieres, y si no quieres es otra opción que está tan solo en tus manos).

obligaciones vs deseos

Por fin es viernes!!

«Por fin es viernes». Una de las frases más repetidas en este día de la semana. Y durante la semana se van repitiendo otras como…. «a ver cuando llega el viernes», «que palo que todavía es martes», y similares.

¿Qué es lo que lleva a pronunciar estas frases? ¿Que emoción hay detrás de cada vez que las repetimos? ¿Cómo estamos viviendo nuestras vidas para que tantas personas vivan lo que sucede de lunes a viernes como un suplicio?

Cada día está compuesto por un conjunto de momentos que se suceden, y muchos de estos momentos pueden ser agradables, tranquilos, emocionantes, etc… y en muchos casos los dejamos pasar, dejamos de disfrutarlos por «considerar» que hay algún momento de mayor relevancia que nos da el «derecho» a quejarnos y dejar de disfrutar.

Existen, bajo mi punto de vista, dos temas fundamentales a potenciar:

1) Dar a cada situación, persona, momento, la importancia que tiene. Y ese «tener importancia» depende del poder que le queremos otorgar. Si le doy a una discusión laboral  el poder de «impedir» disfrutar de un rato de juego con mis hijos, o de un rato en la piscina, o de un café con mi mujer…. la balanza está descompensada, básicamente por que en el platillo de lo que valoro como «agradable» o «positivo» estoy aplicando una fuerza «antigravitatoria» producida por el poder mental de mis pensamientos.

2) Estoy dedicando gran parte de mis horas a realizar acciones que son perjudiciales para mi. A veces parece que sean necesarias, y que no hay alternativas posibles. La buena noticia es que siempre hay opciones. Quizá algunas veces sea algo más complejo, más laborioso, requiera más energía, tiempo o esfuerzo, pero siempre se puede mejorar.

Cambiar cosas que no me gustan + aprovechar lo que si me gusta = mejorar de manera exponencial!!!

Qué tal si hacemos algo para conseguir decir:

Que bien, hoy es ….. un gran día!!!

¿Qué quieres poner en cada patillo de tu balanza?

Si quieres puedes. Y si quieres que te lo facilite, será un placer acompañarte en un trecho de tu camino.

Preocupate por lo positivo

Gracias a una nueva visita a mi página de facebook  https://www.facebook.com/Oscar.Guirado.coach,  he recuperado una nota que puse allí ya hace bastante tiempo y que me ha inspirado para escribir ahora este post. La nota, que es original de Osho,  es la siguiente:

Nunca te preocupes por los negativos.

Cuando enciendes una vela, la oscuridad se va por sí sola. No intentes luchar con la oscuridad; es imposible, porque la oscuridad no existe. ¿Cómo vas a lucahar con ella? Solo tienes que encender una vela y la oscuridad se irá.


Olvídate de la oscuridad, olvídate del miedo. Olvídate de todas esas cosas negativas que normalmente obsesionan a la mente humana. Solo tienes que encender una vela de entusiasmo.

 Osho.

He titulado este post «Preocupate por lo positivo» porque he ido aprendiendo, en varias de las formaciones que he realizado, que el subconsicente no entiende los negativos, que si decimos «no te preocupes por lo negativo» automáticamente nuestro cerebro busca «negativo», mientras que si decimos «Preocupate de lo positivo» esa máquina perfecta que es nuestro cerebro, genera automáticamente nuevas sinapsis etiquetadas al concepto positivo.

Así que, manteniendo la voluntad del texto de Osho, y ligado también a un post que escribí hace ya algún tiempo «Mis luces y mis sombras», he querido escribir sobre la importancia que tiene dar valor a lo que deseamos, enfocarnos en lo que nos hace sentir bien, en lo bueno que tiene nuestra vida por pequeño que nos pueda parecer, en lo que nos motiva, nos llena, nos tranquiliza, nos da paz, o lo que para cada persona sea positivo en ese momento.

Esto me lleva a reflexionar también sobre la Ecología de Vida desarrollada por uno de mis maestros, Vicens Olivé, que nace de la rueda de la vida, y que es una herramienta para tomar conciencia de:

  • todas la áreas de nuestra vida
  • la situación actual de cada una de ellas
  • el recorrido de mejora que tenemos en cada una
  • la importancia que tienen para nosotros

Lo mejor de esta herramienta, es que nos muestra Todo lo que está OK!!! y nos muestra el camino de MEJORA que tenemos la oportunidad de recorrer.

Tanto el enfoque de esta herramienta, como la intención que interpreto del texto de Osho, como la intención de lo que yo stoy escribiendo, es que dediquemos nuestras energías, nuestros esfuerzos, nuestro tiempo y, en definitiva, nuestra vida, a potenciar nuestra luz propia, a ver el sol que ilumina entre las nubes, a saber que tras cada noche amanece un nuevo día, a tomar conciencia que, como dice la sabiduría popular, tras la tormenta, SIEMPRE LLEGA LA CALMA.

Un abrazo para ti que me estás leyendo.