Es algo muy habitual en nuestra sociedad actuar siguiendo algunas indicaciones que nos decimos a nosotros mismos que vienen de fuera.
¿Cuántas veces nos sorprendemos diciendo “tengo que hacer esto” o “mi obligación es hacer aquello”, o “me han dicho que lo que debería hacer es eso”?
La verdad es que nos guiamos en muchas ocasiones por lo que CREEMOS que es correcto, o lo que CREEMOS que otras personas piensan que es correcto, olvidándonos de lo que es mejor, entendiendo como mejor lo que está más acorde con nuestra esencia personal.
Y esta manera de actuar nos facilita tan solo “excusas” para no responsabilizarnos de nuestras acciones. Y de eso va el poder personal, de tomar las riendas de nuestra vida, teniendo claro que lo que pensamos, lo que decimos y lo que hacemos es responsabilidad nuestra, de cada uno de nosotros, y que casi todo (por no ser dogmático) lo hacemos porque queremos.
El día que aceptamos que nuestras acciones van precedidas de una elección propia, recuperamos nuestro poder personal.
Yo hago lo que hago porque quiero. Tengo la obligación legal de cumplir los límites de velocidad, pero yo decido si los cumplo o no, sé que puedo cumplir la norma y que puedo no cumplirla, sabiendo que todos los actos tienen unas consecuencias, y hacer una cosa o la otra decidiéndolo y haciéndolo porque YO QUIERO.
Es muy fácil quejarme de que “he de ir a trabajar” y echar las culpas a otras personas, circunstancias, etc… Y de esta manera no puedo hacer nada para mejorar, ya que el poder de mi vida se lo estoy entregando a fuerzas externas a mí ser.
Y es tan sencillo como saber que si voy a trabajar es PORQUE QUIERO. Si, porque deseo tener unos ingresos que me permitan pagar lo que deseo pagar, como un hogar, unos alimentos, mi ocio, etc… Y recuperando este poder personal, se nos abren dos opciones básicas:
- Disfrutar de lo que hago (ir a trabajar, según el ejemplo) al estar haciendo lo que yo quiero para conseguir un propósito.
- Si lo que hago no va encaminado al logro de mis objetivos, de lo que me acerca a mi felicidad, modificarlo.
Y esto es aplicable a todas las circunstancias de la vida. Sean cuales sean, más livianas o más crudas, puedo elegir (de ahí la foto de Mandela, como ejemplo de actuar con todo el poder personal). Y si hago algo sabiendo que soy yo el que lo estoy decidiendo, con plena consciencia de lo que hay y hacia dónde me lleva, y responsabilizándome de ello, disfrutaré mucho más de lo que haga.
Adjunto encontrarás una propuesta de ejercicio para ir modificando estos automatismos y recuperando tu poder personal (eso si, solo si quieres, y si no quieres es otra opción que está tan solo en tus manos).
molt bé, estic totalment d’acord i m’agrada pensar-ho així, tot i que costa i és més fàcil culpar als demés del «tengo que…» però sí, tot ho decidim nosaltres, i això ens fa sentir por al saber que ho podriem canviar, però alhora t’allibera. Gràcies per recordar-nos-ho
Gràcies a tu!!! I si et sents una mica més lliure, jo feliç 😉
Reblogged this on Empresa & Gobierno.
Gracias por compartir el post 😉
[…] Ramos) está totalmente vinculado con el post que escribía hace un par de meses titulado “Recuperando el poder personal“, en el que hacía referencia a la importancia de actuar sabiendo que lo que YO HAGO, lo hago […]
[…] cuerpo en esta vida. La película me conectó también con algo que escribí ya hace mucho “Recuperando el Poder Personal ” donde argumento la necesidad, para SER FELIZ, de cambiar de las obligaciones a los deseos, […]