Una de las ventajas de tener niñ@s pequeñ@s es que, de vez en cuando, a las 4.30 de la madrugada, después de un buen rato de «actividades paternales» el sueño está esquivo y surgen oportunidades para aprovechar las horas y poder, por ejemplo, leer un buen libro, escribir un post, o, como en esta ocasión, acabar de ver una película que hacía días tenía a medias.
Y de lo que me movió esta película va este escrito. Para los que la hayáis visto ya sabéis de qué película hablo por el título del post y la imagen que acompaña. Se trata de «Nuestro Hogar» (Nosso Lar en su versión orginal). Y más allá de que creas o no en la vida después de la muerte, más allá de que creas o no en que esto que vivimos es tan solo una experiencia física dentro de nuestra experiencia de evolución como alma, más allá de creas o no en la re-encarnación, más allá de que creas o no en la capacidad de comunicación entre los que estamos aquí y otros seres en otros planos de conciencia (almas, espíritus, o como les quieras llamar), más allá de cualquier creencia espiritual (o religiosa) que puedas tener, la película muestra, al menos, una opción de aprendizaje enorme: Vivir desde el amor y el desapego.
No voy a explicar los entresijos de la película para que quien desee verla lo pueda hacer a gusto, tan solo voy a hacer algunas alusiones a algunos temas básicos que no le quitan (quizá le pueden sumar) interés al film.
Se trata del relato que realiza una persona al morir e ir a parar a un lugar en el que su ser es sanado espiritualmente. Al morir, pasa por una especie de «purgatorio», donde tan solo hay dolor y desolación. Y el siguiente paso es la «salvación» para poder sanar-se. La película está basada en los escritos de Chico Xavier, quien afirmó que eran textos canalizados según lo que los espíritus le transmitían.
Lo que recojo aquí es tan solo lo que muestra la cinta que considero totalmente aplicable a nuestra vida actual (el aquí y ahora que conocemos en esta existencia física). Si, diría que mucho de lo que muestra esta película es aplicable a nuestro día a día, para poder vivir realmente de una manera más plena. Al final, lo que se logra, es un estado de felicidad (léase paz) y amor. Un amor real y sincero, un AMOR en mayúsculas por todo y por todos, y un desapego que permite vivir los sucesos con consciencia y plenitud. Y aquí me gusta puntualizar algo sobre el desapego, algo que he leído de diversos modos en diversos lugares y que viene a decir «El desapego no significa que no puedas poseer algo o desear lograr algo, si no que ese algo no te posea a ti» o sea, vivir desapegado no quiere decir tener que vivir sin nada, apartado de todos y todo, renunciar a una vida más cómoda o con más relaciones, si no, vivir con todo lo que me hace sentir bien y disfrutando de ello, sabiendo que sin eso o esa persona, mi vida continúa siendo mía y llena de sentido y armonía. Y precisamente ese significado es lo que permite vivirlo más plenamente, desde el amor más puro (no la necesidad) y, desde ahí, lograr una mayor plenitud.
Sin más, os invito a verla y a opinar sobre lo que os ha transmitido. Yo, personalmente, creo que realmente estamos mucho más unidos a todo de lo que muchas veces pensamos, y que podemos disfrutar de esa conexión con algo más y también con nosotros mismos, de una mejor manera.
Como resumen, para mi, nuestro hogar, es el amor, y viviendo en el amor, todo lo demás fluye.
Para el que sienta que para lograr esa paz, esa armonía ese desapego, esa felicidad…. un acompañamiento puede serle útil, dejo un link a una promoción actual muy interesante. Pack Maratón Catalyzing.