Silla ligera, alma pesada

2014-09-04 09.38.41Hoy escribo sobre algo que no acostumbro, mis emociones. Coincidiendo con el inicio de septiembre, un mes cargado de energía para iniciar cambios, mejorar, lanzarse a nuevos proyectos…. nuestro hijo, Nahual, ha iniciado la guardería.

Lo está haciendo siguiendo un período de adaptación, en el que, como dice su nombre, se supone se va adaptando a ese nuevo entorno de manera progresiva.

Seguramente es así, y estoy convencido de que en algún momento disfruta y todavía disfrutará más de sus compañeros, los juegos, las canciones, etc… Pero, y hago valer el pero, la sensación estos días, volviendo a casa tras dejarlo en la guardería, es la del título del post:

La silla la siento muy ligera, y esa ligereza de la silla de paseo va co-relacionada con la pesadez en mi alma, en mi estómago, en mis lágrimas.

Porque dejarlo en un lugar llorando, sabiendo que lo pasa mal, que siente que lo abandonamos, es una sensación que no debería suceder. Se que podría hacerlo mejor. Se que de algún modo podría lograr dejarlo sintiéndose él allí feliz y tranquilo. Y se que en breve se sentirá así, pero me gustaría haber hecho cosas diferentes, haber seguido más el instinto y haber vivido estos días con más amor, paciencia, y de la mejor manera para él, independientemente de algunos consejos recibidos.

Y creo que esto le sucede a much@s niñ@s y madres/padres. Y en gran parte seguro que se podría mejorar mucho a nivel general. Tenemos la suerte de que Nahual no ha iniciado la guardería hasta pasados los 17 meses, después de haber podido estar 11 meses de manera continuada con Anna, su madre, y de los 11 a los 17 conmigo a sus abuelas por las mañanas y con su madre (mínimo) por la tarde. Much@s niñ@s viven esa situación mucho antes, y seguro que la emoción es aún mayor, ya que su nivel de seguridad y confianza es menor a menor edad.

Y algo que me sorprende muchísimo es ver a los padres (y en especial madres, que el porcentaje de las que llevan a l@s niñ@s a la guardería es mayor), dejar a sus hij@s llorando e irse tranquilamente. Quizá luego se sienten de una manera similar a como lo hago yo. Quizá no tienen otra opción ya que muchas veces «toca» entrar a trabajar. Y yo me pregunto… ¿Tan anestesiada está nuestra sociedad? ¿Tan fríos nos hemos vuelto para poder vivir tal como lo hemos organizado? Estoy convencido que muchas personas lo viven con total tranquilidad (al menos consciente) y repiten eso de «es normal, es la primera semana, luego se acostumbran». Y ¿para qué queremos que se acostumbren a dejar de llorar? ¿No sería más normal que pudiesen vivir su infancia con confianza y alegría?

El día que se consiga una baja maternal(maternal-paternal) de mínimo 2 años, l@s niñ@s crecerán más estables, con unas raices más fuertes que les permitirán ser más flexibles a la vez que seguros de ellos mismos, y la sociedad será mejor. Así, quizá nuestr@s hij@s no experimentarán esa sensación de Una silla ligera, con el alma pesada.

Por mi parte, tengo claro que puedo y quiero hacer más, y cada día pruebo algo diferente para lograr que Nahual esté mejor cuando se queda en la guardería. Y hay muchas cosas que he ido aprendiendo que aplico para poder gestionarlo mejor, para yo estar mejor, y para poder transmitirle ese bienestar a mi hijo.

Para todo aquel que le interese saber más de algunas de estas opciones para gestionar mejor las emociones y vivir con más conciencia y más recursos disponibles, podéis leer lo que he preparado para un «septiembre perfecto para tu mejora»

 

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