El cielo lleva varias horas temblando. Desde el interior de nuestra vivienda, en esta noche oscura, con las luces apagadas, de repente todo se ilumina, como si alguien desde el cielo nos hiciese una ráfaga de fotos con flash. Y tras las fotos… los aplausos!!! Si, pasados unos segundos, el cielo nos regala un largo retumbar, que se transmite de tal manera que hasta el suelo tiembla.
Y no puedo dejar de pensar que hace cuatro años estábamos despidiéndonos de mi padre, quien unas horas más tarde decidió abandonar esta existencia física. Si, ya hace 4 años que se fue. Un 10% de mi vida ya lo he vivido con él en un plano diferente. Si, estos 4 años, que, a parte, han sido extremadamente intensos, con muchos cambios, con muy buenos momentos y también bastantes momentos dolorosos, con momentos alegres y algunos difíciles.
Y lo que me viene a la mente es que ahora, con esta tormenta, él, desde algún lugar privilegiado, tan solo me está recordando que estos cuatro años, y todos los que vendrán, sigue a mi lado, como en los anteriores 36, disfrutando también de l@s nieto@s que no ha podido abrazar físicamente, pero que seguro mece con cada soplo de viento que l@s acariciará, y también disfruta y cuida de los que decidieron quedarse en ese plano, y seguro se suman para que la tormenta suene aún mejor, como si la tocase una orquesta.
Gràcies Francesc per ser el meu pare. Una abrçada que sento amb el vent que ens acaricia.
gracies papi :*
😉
Que maco Oscar!!!