
Hoy se celebra el día del padre. Me gustan cada vez menos los días «señalados» para celebrar la vida. Cada vez me gusta más que la vida sea cada día, y se viva y se celebre, también con sus particularidades, como el ser o no padre en cada momento.
Por eso, que en el último mes, mi hija, en tres ocasiones, una tras un arroparla y darnos el beso de buenas noches, y otras dos tras darme un abrazo inmenso, me haya dicho: «Papà, gràcies per ser tú», es el único reconocimiento que como padre puedo desear. Añado que mi hijo también me está mostrando, a su manera, menos expresiva, ese reconocimiento, con abrazos y hasta tímidos «t’estimo molt» al ir a dormir.
Solo quería compartir esto, aprovechando también para honrar a mi padre, y agradecerle también (gràcies Francesc) por ser quien fue, que se que lo hizo del mejor modo posible, con todo el amor, y eso, al final, es lo más importante, el desde donde se actúa.
Al final, como escribí, y puedes ver aquí, ya hace 11 años (que rápido pasa todo, que mi hija todavía no había nacido), el día del padre es otra oportunidad.
Gracias.
Amen.